Sin tener tanta variedad como una tienda de campaña, la elección del saco de dormir es, si cabe, más importante aún que ésta. Junto a ella y a la esterilla, es lo que más espacio ocupa en una mochila y, a veces, a lo que menos atención le prestamos.
Una importancia que aumenta, sobre todo, en un país tan limitado a la hora de acampar como es España, en el que sí hay normas muy restrictivas contra la acampada libre, pero no para el vivac. Y en el que las temperaturas permiten disfrutar del aire libre una buena parte del año en muchos puntos de la península.
Elegir un buen saco de dormir no es tan difícil, aunque, como todo, también te lo puedes complicar. Y una buena elección es clave para que duermas cómodo, caliente y estés descansado para el día siguiente.
La base está en dos preguntas: ¿Qué busco con mi compra? ¿Dónde lo voy a usar? La respuesta a la primera es evidente: dormir. De la segunda dependerá en gran parte tu decisión, según quieras el saco para descansar dentro de una tienda, para hacer vivac, montaña…
Esas dos preguntas deberían justificar tu elección. Y lo que en los sacos nombran como la ‘temperatura de confort’ debería ser el punto del que parta tu decisión; en ella también tendrá mucho que ver el material del que está hecho, el peso, el precio, el tamaño, etc. Pese a todo, tampoco hay que comerse mucho la cabeza, porque hay tanta variedad que te volverías loco.
Aparte de la mencionada temperatura, para no pasar frío deberás estar atento al peso si lo vas a llevar a cuestas, a las dimensiones si lo quieres meter dentro de una mochila, al material, tanto el del forro como el de relleno, que influirá en todo lo anterior, a tu tamaño y el del saco, etc. Si eres indeciso, céntrate en lo principal y ten en cuenta luego el resto de características.
Y hazte la segunda pregunta antes que nada: ¿para qué lo voy a usar?
Ten en cuenta que un mismo saco de dormir no te va a servir para todo y que, aunque puedes combinarlo con otros elementos (más ropa, fundas de vivac, aislante, etc.) que amplían el rango de su ‘cobertura’, todo tiene un límite.
De hecho, la variedad va desde los llamados sacos-sábana, que básicamente ejercen de eso, de sábana, hasta los sacos preparados para soportar temperaturas de muchos grados bajo cero. Y desde sacos que se adaptan perfectamente al cuerpo de una persona a otros tan amplios como las llamadas camas de matrimonio.
Hasta diez características condicionarían tu elección. Alguna más incluso si nos ponemos muy detallistas.
¿Qué debo tener en cuenta al elegir un saco de dormir?
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Temperatura
Habrá quien diga que la característica principal a la hora de elegir un saco de dormir es el material del que está hecho. Y como luego veremos tendrá razones para defender su postura. Pero la base de todo es la temperatura.
Y eso es algo muy personal. No sólo porque cada persona le puede dar un uso al saco sino porque cada uno soportamos la temperatura de una manera diferente, cada uno tenemos diferente masa corporal, grasa, etc. Y no es lo mismo 5 grados en un clima seco que en un clima con mucha humedad, ni estar descansado que agotado.
A la hora de mirar las especificaciones podemos encontrar tres variables: temperatura de confort, temperatura límite y temperatura extrema. Aunque en muchos casos sólo se indicará la primera y la última.
La temperatura principal es la de confort y es sobre la que debes basar tu elección. La definen como la temperatura en la que una mujer (u hombre) normal puede dormir sin pasar frío ni calor en una posición relajada.
La temperatura (de confort) límite: sería la que un hombre (o mujer) normal debe acurrucarse para mantenerse caliente toda la noche y por debajo de la cual puede tener frío.
Y la temperatura extrema es la que esa persona tendrá mucho frío y por debajo de la cual su salud podría peligrar.

Hay que aclarar que un hombre normal sería un joven (25 años) de 1,73 y poco más de 70 kilos de peso; y una mujer normal la definen como una joven de 1,60 con 60 kilos de peso. Todo muy relativo, por lo que el margen a la hora de decidir será grande.
También hay sacos que vienen marcados por estaciones, pero eso lo complica aún más todo, pues, por ejemplo, los encuentras como tres estaciones -excepto invierno- cuando su temperatura de confort es de 2 grados, algo que, en España sería un suplicio en verano.
Por eso mejor centrarse en el número que marca la temperatura de confort en sí, en tu tolerancia al frío o al calor y, a partir de ahí, empezar a mirar el resto de especificaciones.
Te lo puedes encontrar así:
Tª confort: 3 °C
Tª límite: -3°C
Tª extrema: -19 °C
O de esta forma:
Temperatura de confort: 5-15°C
Temperatura extrema: -15°C
Atento a:
Es aconsejable elegir un saco de dormir con una temperatura de confort algo menor a la que podamos encontrar donde vayamos. Ya que los fabricantes, pese a las severas pruebas de calidad, suelen tirar para arriba a la hora de poner los grados. La diferencia podría estar entre 4 y 6 grados.
Y ten también en cuenta el clima para el que se va a usar y la humedad del ambiente, aunque siempre puedes ajustarlo todo con la ropa que duermas.
Material de relleno
Como antes indiqué, los que digan que el material -tanto el externo como el de relleno- es lo más importante tendrán razón, porque de él dependerá la temperatura, el peso, las dimensiones… Es decir, todo.
Pero seguramente no será lo primero que mires a la hora de elegir un saco de dormir, porque si el rango de temperatura es mayor o menor del que buscamos posiblemente nos dará un poco igual de qué esté hecho.
Aquí la pregunta es: ¿Fibra o plumas?
Pues… depende de para lo que lo uses. La pluma es más ligera y se comprime mejor, pero la fibra es superior en condiciones de humedad y tarda menos en secarse. A igualdad de condiciones, la pluma da más calor, pero también es más cara. Todos esos factores deben decidir tu elección. Vayamos por partes.
Para saber cómo actúa hay que indicar que el material de relleno es el que crea la capa de aire responsable de mantener el calor en el interior del saco de dormir. Cuanto mayor sea la capa de aire habrá mayor retención del calor.
¿Qué elijo?
Plumas: Es el material que mejor retiene el calor, el más ligero y el que mejor se comprime a la hora de guardarlo. También, como podréis apreciar, suele ser más caro.
Incluso dentro de estos hay que diferenciar los que lleven pluma o plumón. O el tanto por ciento que lleve de cada uno. En las especificaciones, si veis 90/10 -por ejemplo- querría decir que está formado por un 90% de plumón y un 10% de pluma. Aunque la mayoría de las veces lo aclara. Cuanto más plumón tenga más abriga. Incluso hay diferencias en las medidas según se fabrique en Europa, América o China, pero tampoco hace falta ir tan lejos a la hora de afinar.
Fibra: Pesa más y se comprime menos -abulta más al guardarlo-, pero se seca antes y eso, en igualdad de condiciones, le hace ser una muy buena opción para climas húmedos.
Hay que matizar de ambos que, hoy día, muchos sacos de plumas los hacen con materiales resistentes al agua e incluyen un saco impermeable, por lo que también se adaptan al clima húmedo. Y que, a su vez, algunos de fibra alcanzan condiciones caloríficas semejantes a los de pluma…
Hay que advertir que también hay una tercera opción, de algodón, pero que su uso es residual por sus menores prestaciones.
Atentos a:
Los sacos de plumas, como son productos naturales, hay que tener cuidado a la hora de guardarlos, porque si se guardan mal se estropean más rápido. A ser posible debemos guardarlo completamente estirado.
A favor de los sacos de plumas también está que, si se cuidan, suelen tener una vida más larga que los de fibra.
Cuanto mejor relación calor/peso, el precio será mayor. Por lo que los sacos ultraligeros en montaña suelen ser caros.
Para los que quieran profundizar aún más, también podríamos hablar de la capacidad de inflado -a mayor capacidad más retención de calor-, que en las especificaciones se mide en cuins: menos de 500 cuins será de mala calidad y más de 700 cuins, de calidad alta.
Materiales externos
Aunque al material de relleno se le suele prestar más atención porque va a ser clave para mantener la temperatura e influirá en el peso, no por eso hay que dejar en un segundo plano al material que lo recubre. De él va a depender mucho el peso, a veces el aislamiento y, sobre todo, la durabilidad del saco de dormir.
Normalmente está hecho de fibras (nylon y poliester) con no demasiada impermeabilidad -aunque resistente al agua-, lo más liviano posible y con mucha transpirabilidad.
Aquí habría que fijarse en la resistencia al desgarro -que muchos sacos te lo indican- y en el peso; aunque habitualmente, para ahorrarnos tener que estar pendientes de demasiadas características, eso lo contemplaríamos al mirar el peso total del saco.
Nos vamos a encontrar cifras como 290T y/o 40D. La D significa ‘denier’, que ya vimos antes y que es una unidad de medida del Sistema Inglés que describe la masa en gramos por cada 9.000 metros de fibra. En cuanto a la T se trata del ‘recuento de hilos’ (Thread Count), una medida del espesor o finura de un tejido. A igualdad de condiciones, cuanto mayor sea el número, más gruesa, fuerte y duradera será la tela, pero también pesará más.
Ejemplos:
Exterior: Nylon 210T ripstop (W/R)
Forro: Polyester pongee 300T encerado
Denominación del material superior: 70D 210T Poliéster antidesgarro
Tejido del forro: 100 % Poliéster
Nombre de la tela para forro: Poliéster de microfibra 190T

Tamaño, talla y género
En cuanto al tamaño del saco de dormir hay dos variables. Unas son las dimensiones del saco extendido y otro las del saco guardado, incluso con el saco de compresión.
En cuanto a la primera, la lógica impera. Si mides dos metros no vas a comprar un saco con unas dimensiones de 190 centímetros. O si eres muy ancho, vas a querer entrar en el mismo. Es importante que el saco se adapte muy bien a nuestro cuerpo para que no se cree una bolsa de aire entre el saco y nosotros. Debes caber entero, cabeza incluida.
Por lo tanto, como si fuera una prenda de vestir, es conveniente que te lo ‘pruebes’ o, al menos, calcules bien si entras dentro. Normalmente, tienen medidas estándar y suelen venir en varias tallas.
Y en esta elección entra también el género de la persona que lo va a comprar. Aunque la mayoría de los modelos son unisex, hay específicos para mujer, que suelen ser más anchos en las caderas y un poco más estrechos en los hombros.
El objetivo, como todo, es ajustar al máximo y eliminar zonas frías y bolsas de aire.
Dimensión del saco empaquetado, plegado, embalado…
Tanto o más que en lo anterior hay que fijarse en las dimensiones de plegado, del paquete o como quiera que vengan indicadas. Sobre todo si el saco lo tenemos que llevar dentro de la mochila.
Ahí entra en juego el saco de compresión y la capacidad de compresión del mismo, pues eso determinará el volumen final del saco ya plegado. Y, como decíamos ya antes, ahí el plumón tiene mucha más capacidad de compresión que la fibra sintética.
Ésa es una de las características que mejor suelen venir indicadas en las especificaciones, pues en muchos casos son decisivas en la elección.
Forma del saco de dormir
Los tipos o las formas de los sacos también dan para mucho y, según para lo que queramos el saco de dormir, será importante que nos fijemos en ello. Hay bastantes variedades, aunque los sacos más vendidos podrían dividirse en dos: rectangular y momia.
Tipo rectangular: En algunas especificaciones los verás calificados como ‘sobre’. Son la base de los sacos de dormir, su estructura es rectangular y dejan más espacio para moverse. A veces se usan incluso como manta. Dentro de estos también hay sacos dobles, en los que pueden meterse dos personas.
Tipo Momia: Es un modelo más compacto. Se le llama así porque su objetivo es adaptarse lo más posible al cuerpo para evitar la pérdida de calor. Son estrechos por la parte inferior de las piernas y se va ensanchando según sube hacia arriba. Y la capucha se cierra con los cordones, siendo más abierta conforme el modelo sea más apropiado para temperaturas más cálidas y viceversa.
Como variaciones del modelo de momia están los sacos: con forma de barril y con forma de vaina o huevo. Estos tienen algo más de espacio arriba y en los pies, según el modelo, y permiten más movilidad.
Y aparte:
Saco sábana: Es una sábana en forma de saco y está pensaba para un verano caluroso o, más bien, para descansar en refugio con mantas encima. Como si estuviéramos en la cama.
Con forma de cuerpo: Básicamente son un mono de pluma o sintético completo, que cubre todo el cuerpo excepto la cara.
Doble saco: Son dos sacos de pluma cosidos uno encima del otro y con costuras contrapuestas. Se usa en alta montaña para que aisle aún más.
También está la funda de vivac, que es un saco para cubrir el propio saco. Se usa como impermeable, por lo que no traspira y sirve para cortar el viento y proteger de la lluvia. Se usa, al igual que la ropa que nos pongamos, para ‘ampliar’ el rango de temperatura del saco.

Peso
Muchos aspectos van a determinar el peso, que junto a las dimensiones y la temperatura -sin ser lo más importante- van a ser, posiblemente, lo que más tengamos en cuenta a la hora de elegir el saco de dormir. Sobre todo en el caso de que esté pensado para llevarlo en la mochila o cargando con él.
El peso viene condicionado al material -sobre todo el de relleno- y a las dimensiones del saco. De lo primero ya hemos hablado bastante y la calidad de éste puede también determinar el mayor o menor peso total del saco. En cuanto a lo segundo, por lógica, cuanto menos material se use y más eficientemente esté calculado, menos pesará. Y ahí, los modelos momia tal vez sean los que mejor parados salgan.
Al material y las dimensiones habrá que sumarle las cremalleras, el saco de compresión, etc.
Capucha | collarín | cremalleras | bolsillos
Son las distintas especificaciones que vas a encontrar añadidas y que también pueden influir en la elección de un saco de dormir. Vayamos por partes.
La capucha no tiene misterio, es la parte superior del saco. Amplias y abiertas en los sacos de verano y ajustadas en los de invierno, pues el objetivo es que no entre aire y que se pierda el calor.
El collarín (o collar) está justo debajo de la capucha, a la altura del cuello. Su objetivo es impedir que entre aire y, por tanto, se pierda también calor por ahí.
En cuanto a las cremalleras, aquí la elección va destinada sobre todo a la propia persona. Por comodidad, normalmente, los diestros elegirán un saco con la cremallera a la izquierda y los zurdos a la derecha. Aparte, las hay que recorren todo el saco -las mejores para ventilarlo luego- y las llamadas de medio camino. Muchos de los sacos actuales traen una doble cremallera, que se puede abrir por dentro y por fuera y que permite un mejor acceso. Y las de mayores prestaciones traen una banda térmica a lo largo de toda la cremallera para evitar pérdidas de calor, ya que éste es uno de los puntos por donde más se pierde.
Y también añadidos más raros, como un reflector de cremallera, para encontrarla con la luz apagada; una funda que la sujeta para que evitar que la abramos cuando estemos dormidos…
Además, verás que la mayoría de los sacos te advierten que hay bolsillos interiores. Son muy útiles para guardar los objetos personales y el smartphone.
Y no son lo único. Aquí, otros ejemplos de lo que te vas a encontrar en las especificaciones:
Cremalleras de doble dirección con solapa anti enganches
Solapa de cierre con velcro
Capucha con cordón y tope de ajuste
Collarín y solapa anti frío
Bolsillo para almohada en la capucha
Bolsillo interior con cierre velcro
Cintas y ganchos para colgarlo
Marca
Hay una gran variedad y algunas muy conocidas. Y aunque la mayoría desarrollan una gran variedad de modelos que van desde los de verano hasta los de montaña, hay específicas de alta montaña (Fjällräven, The North Face, Sea to Summit, Mammut, Marmot, Mountain Warehouse…). Éstas, habitualmente, también son de gama alta, aunque los hay de todos los precios.
Por significar algunas de las marcas más habituales que vas a encontrar en el mercado, aparte de las anteriores, nombraría a Ferrino, Husky, Active Era, Tomshoo, Altus Tibet, Songmics, Deuter, Backture, Dinoka, Hyke & Byke, Millet, Salewa, Coleman, Grobag…
Aunque hay marcas que son un seguro de vida, pon mejor atención a las especificaciones, pues si tienen las garantías de la unión europea todas tendrán buenas prestaciones. Aparte están los gustos: colores, diseño, etc.
Precio
Va en relación con lo anterior -la marca- en cierta medida, aunque más con el material con el que esté hecho: la pluma suele ser más caro que la fibra-; el rango de temperatura, cuanto más bajo sea tendrá más material, será más grueso y más costoso; el gramaje de éste, especialmente del material exterior; la calidad del mismo…
Hablar de sacos caros y baratos es una obviedad, porque depende de para qué los quieras. Como se dice tradicionalmente, conforme baja la temperatura sube el precio. De igual forma que los de alta montaña no van a bajar de los 200 euros, los que se usan en un lugar como España en primavera y verano, cuando el rango de temperatura de confort puede estar en torno a los diez grados, los puedes encontrar de muy buen nivel por debajo de 50 euros.
No será lo primero que mires, aunque seguramente tendrá mucho que ver en tu decisión final. Y si vas a usarlo mucho no dudes en invertir en un buen saco. Al final, lo caro será barato.
En resumen y para que aceleres tu primera criba antes de centrarte en lo específico a la hora de elegir el mejor saco de dormir. Dependiendo de para qué lo quieras o de lo que seas debes tener en cuenta: la temperatura, las dimensiones, el tipo y el peso, lo que en parte vendrá determinado por el material. Y, seguramente, también por el precio.
El resto de especificaciones son importantes, pero para un análisis más exhaustivo y para afinar más la elección.
Eso sí, recuerda que elegir un buen saco de dormir puede ser clave. No hay nada peor que levantarse sin haber descansado bien antes de realizar un día de trekking.

Algunos consejos adicionales una vez hecha la elección:
- A veces tendrás que añadir una almohada hinchable (hay sacos, como vimos, con bolsillos para llevarla); y un nuevo saco de compresión, ya que en muchos casos los sacos que suelen venir por defecto lo suelen comprimir poco. Y si esta funda es impermeable, mejor, ya que es clave que no se moje si lo llevamos a cuestas fuera de la mochila.
- También es aconsejable que añadas un saco sábana si vas a usar mucho tu saco de pluma, para no tener que lavarlo de continuo, lo que aceleraría su deterioro. Éste saco sábana es fácil de lavar y que apenas ocupa. Últimamente se están también imponiendo los llamados ‘sacos forro’, de mayor grosor que el saco sábana, que aumentan la temperatura y también se pueden lavar con facilidad.
- Si vas a dormir al aire libre y quieres ampliar el rango de temperatura, aparte de la ropa, no dudes en añadir un saco de vivac, puede mejorarla entre 10 y 15 grados. Coloca un buen aislante y si la temperatura es fría, abrígate cabeza, cuello y boca con gorro y bragas.
- Los consejos que valen para las tiendas también lo son para el saco de dormir en el caso de que hagas vivac. Colócate en un lugar protegido del viento y que te dé el sol al amanecer.
- Uno de los factores que también determinarán el descanso será la fatiga. Es importante acostarse bien hidratado y alimentado para regular tu temperatura. Un cuerpo fatigado produce menos calor. Y evita meterte en el saco con prendas húmedas.
- Para situaciones de bajas temperatura procura meterte en el saco cuando todavía estés caliente. El saco, por sí mismo, no calienta. Su objetivo es mantener tu temperatura corporal.
- Y si eres friolero, elige un saco de dormir de plumas antes que uno de fibra. E invierte en uno de alta calidad. No ahorres en esto. Lo agradecerás.
- Recuerda que, a la hora de guardar el saco, no hay que enrollarlo o doblarlo, sino empujarlo poco a poco en la funda, empezando por los pies. Es una forma de evitar también su deterioro, ya que solemos doblarlo o enrollarlo siempre de la misma forma.
- Consejo similar a la hora de recoger el saco. No lo guardes hasta que no esté completamente seco y airéalo lo más posible antes de guardarlo.
- Y también recuerda usar la funda de compresión sólo para llevarlo, pero no para guardarlo en casa. Si lo vas a guardar para una larga temporada es importante limpiarlo correctamente para evitar su deterioro -cada uno tiene las instrucciones de cómo hacerlo mejor-; y tenerlo extendido o colgado, o en una bolsa donde apenas tenga dobleces.

Para poder dormir bien necesitamos encontrar la temperatura que nuestro cuerpo necesita para descansar y ahí habrá que buscar la combinación perfecta entre el saco, el tipo de ropa y el aislamiento, algo que te dará la experiencia, pero que no está de más apuntar siempre hacia arriba para evitar pasar frío.
La mayor parte de estos datos le pueden valer a alguien inexperto o que haga mucho que no compra un saco de dormir.
A alguien que sepa no sólo le sobrará este post sino que, seguro, puede aportar experiencias que lo mejoren. Como siempre digo, son bienvenidas y le invito a que las deje. A todos nos servirán.
WoW excelente, muchas gracias ¡