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Itinerario por Eslovenia: ruta en coche de 10 días por una joya natural

Itinerario por Eslovenia: ruta en coche de 10 días por una joya natural
Una ruta en coche por Eslovenia es la mejor forma de conocer un país donde la naturaleza se impone y en el que hay muchas zonas donde no es fácil llegar por tu cuenta en poco tiempo

Eslovenia es un país pequeño, pero si no dispones de vehículo propio, o tienes muchos días y mucha paciencia o sólo vas a poder conocer los lugares más turísticos, que, lógicamente, también son los mejor comunicados y los que tienen un mayor número de enlaces. Si quieres salir de lo más conocido y visitar algunos de los muchos rincones que ofrece lo ideal es hacerlo por libre.

Para los que le guste conducir, hacerlo por este país es algo que no olvidarán fácilmente. Tendrán que armarse de paciencia y saber que van a tener que hacerlo por puertos de montaña, zonas de lagos, ríos, acantilados y, en muchos casos, carreteras pequeñas y sinuosas, pero todas en bastante buen estado y rodeadas de belleza.

Si hay algo que vas a sentir en sus carreteras es la sensación de libertad. Hay pocas autovías y muchas vías de montaña. Es lo que toca en un país que no tiene grandes ciudades parte de la capital y en el que la naturaleza destaca.

También te vas a encontrar buenos conductores, al menos esa fue la sensación que me dio, muy buena señalización y muchos parkings por todos lados; eso sí, la inmensa mayoría, de pago.

Como ya señalé en el artículo que hablaba sobre lo mejor que ver en Eslovenia, este país tal vez sea uno de los destinos más completos de Europa. No sólo tiene bosques, cascadas, montañas, miles de kilómetros de senderos y pueblos medievales con mucho encanto, sino que también cuenta con unos pocos kilómetros de costa muy bien aprovechados.

Comparto mi ruta, en la que me dejé cosas atrás y a veces fui en mi opinión, demasiado rápido, pero al menos pude conocer gran parte del país. Si tienes pensado hacer un viaje por esta zona, tal vez pueda servirte este roadtrip. O, al menos, orientarte a la hora de tomar tus decisiones.

Requisitos necesarios, GPS, límites de velocidad…

En general, si vas desde España, las normas de tráfico que te puedes encontrar son similares a las que ya estás acostumbrado aquí.

Sí hay algo diferente y que debes tener muy en cuenta: es obligatorio usar las luces cortas también de día.

Carnet de conducir: Como país de la Unión Europea, si eres español, tu carnet es válido para conducir en Eslovenia.

Alquiler de vehículos: Para poder alquilar un coche debes tener un mínimo de 21 años y dos de carnet.

GPS: Está todo muy bien cartografiado, incluso las zonas de montaña, donde el GPS podría tener más problemas. También vas a encontrar todo bastante bien señalizado en caso de que tuvieras algún problema o duda.

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Río Soca, destino señalado en cualquier ruta en coche por Eslovenia.

Límites de velocidad. Te vas a encontrar los siguientes:
En ciudad: 50 km/h
En carreteras: 90 km/h
En autovías o vías rápidas: 110 km/h
En autopistas: 130 km/h

Cuidado con el alcohol. La tasa máxima de alcohol también es similar a la que se exige en España: 0,5 gramos por litro en sangre (0,25 mg/L de aire espirado).

Por otro lado, en determinados meses del año -del 15 de noviembre y el 15 de marzo- también debes ir equipado con cadenas o tener ruedas invierno.

¿Cómo son las carreteras?

Antes de viajar busqué cómo era conducir en aquel país y, salvo lo referido sobre puertos de montaña y muchas carreteras secundarias, no encontré nada especial del estado de las mismas. La sensación que me dio es que te vas a encontrar con una red viaria en muy buen estado. Aunque sí encontré alguna crítica -especialmente en las autopistas-, también me parecieron que estaban bien señalizadas.

Lógicamente, con una gran parte del país situada en zona montañosa, hay una mayoría de carreteras de dos carriles y con muchas curvas. Aunque tampoco vi un exceso de vehículos te lo tendrás que tomar con calma.

Casi tengo un pequeño accidente, ya que se me cruzó una pequeña cierva casi sin tiempo para reaccionar. No hubo problema. Pero es algo que también debes tener en cuenta: hay muchos animales en libertad, no sólo en zonas de parques naturales, y te podría ocurrir lo mismo.

El verdadero peligro es que te ‘despistes’ ante toda la belleza que te rodea.

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Valle del Soca, desde lo alto del desfiladero de Koritnica.



Peajes, gasolina, alquiler…

Peajes. A la hora de conducir sí te vas a encontrar un sistema de peajes al que no estás acostumbrado. En este caso por el sistema de viñetas. Las viñetas son pegatinas que debes adquirir y pegar a la luna del coche y que permiten circular por sus autopistas sin limitación. Sus precios varían dependiendo de si circulas con una motocicleta, un turismo y una furgoneta o caravana.

Las hay semanales, mensuales (semestrales para motocicletas) y anuales. Y los precios son muy asequibles. Para una estancia de una semana, por ejemplo, en 2021 costaban 7,5 para motocicletas, 15 para turismos y 30 para furgonetas y otros vehículos combinados.

Puedes comprarlas en gasolineras, también en las zonas fronterizas con los países limítrofes e, incluso, las venden en algunos kioscos en zonas cercanas a la frontera. Si tienes dudas, sólo tienes que preguntar al entrar en el país.

Si vas a alquilar un coche te despreocupas, ya que suelen llevarlas y van incluidas en el precio. No llevarlas puede acarrear una multa de entre 300 y 800 euros.

El precio de la gasolina, al menos en 2021, también es similar al de España, tal vez unos diez céntimos más barata -en torno a 1,30 euros/litro-, pero con tanta variación como hay no vas a encontrar diferencias.

Y el alquiler, si lo comparamos con España y con los países vecinos, sí que es más económico. Yo encontré un Opel Corsa por 30 euros/día. Sueles encontrar muchas opciones para alquilar coches en el aeropuerto internacional y también en la capital, Ljubljana.

Mejor época para ir y cuanto tiempo dedicar

En un país donde hay tantas carreteras secundarias y de montaña, siempre sería aconsejable conducir en los meses más cálidos, donde no te vas a encontrar nieve ni otras inclemencias lógicas entre el final del otoño y el inicio de la primavera.

Como contrapartida, en verano habrá más tráfico. No en vano, también es un lugar de paso entre varios países de centro de Europa y la concurrida costa de Eslovenia o Croacia.

Pero, además, en estos meses podrás disfrutar de la playa, el calor no te afectará mucho a la hora de caminar en una zona con bosques tan frondosos y las terrazas estarán en su apogeo.

En cuanto al tiempo para dedicarle, aunque yo no hice el país entero y considero que en algunas zonas fui demasiado rápido, en una semana sí puedes ver lo principal. Lo ideal, para verlo casi entero serían dos. Si ya quieres meterte más a fondo o disfrutar de algunos de sus largos recorridos de senderismo tendrás que centrarte en un lugar o dedicarle mucho más tiempo.

A Ljubljana debes dedicarle al menos un día, así como al Lago Bled y alrededores. En la costa dan ganas de quedarte varios días relajado. Las cuevas de Postojna y Skocjan son obligadas y hacer algún recorrido por el parque de Triglav o por el valle del Soça, altamente recomendable. A partir de ahí, márcate tú los tiempos según tus preferencias.

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Eslovenia tiene una pequeña costa llena de maravillas.



Mapa e itinerario por Eslovenia

En este itinerario fui rápido en unas zonas, me recreé en otras y no pisé la parte oriental de Eslovenia. Y aún así, la ruta me ocupó diez días, que estuvieron muy bien aprovechados.

Si ves la ruta verás que tal vez me entretuve tres días en el Valle del Soça, que bien podría haber recorrido en dos y haber dedicado ese otro día a otra zona u otro lugar. Sin embargo, a veces hay que elegir y estaba especialmente interesado en esa parte de Eslovenia tan hermosa como fundamental en el arranque del siglo XX (I Guerra Mundial).

La ruta en coche propiamente dicha comienza a partir del segundo día, cuando recogí el vehículo en el aeropuerto de Ljubljana y estuve visitando las cercanas Skofja Loka, el pueblo medieval mejor conservados del país, y Kranj, ambas en dirección al Lago Bled, uno de los principales objetivos de este viaje.

  • Ljubljana
  • De Ljubljana a Kranj
  • De Kranj a Blohinj
  • De Blohinj a Bobec
  • De Bovec a Kobarid
  • De Kobarid a Tolmin
  • De Tolmin a Postojna
  • De Postojna a Koper
  • De Koper a Kamnik
  • De Kamnik a Ljubljana



Ruta en coche por Eslovenia

Ljubljana

La ruta propiamente dicha comenzaría al día siguiente, cuando recogí el coche en el aeropuerto, pero al menos un día tenía que dedicarle a una de las capitales más peculiares de Europa.

Una capital pequeña y muy verde, donde verás a muchos de sus ciudadanos desplazarse en bicicleta, que cuenta con zonas de parques y bosques que ocupan proporcionalmente gran parte de la misma y en la que te enamorarás tanto de su casco histórico como de toda la zona que rodea al río Ljublianica.

Su castillo, su dragón, su puente triple, su peculiar barrio alternativo de Metelkova… la capital de Eslovenia tiene atracciones turísticas para que eches un mínimo de un día en ella, Y, sobre todo, para que disfrutes de alguna noche en las numerosas terrazas que hay junto a los puentes.

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Ljubljana y el dragón, símbolo de la capital eslovenia.



De Ljubljana a Kranj (Ljubljana, Skofja Loka y Kranj)

El Aeropuerto Internacional de Ljubljana, en realidad, se encuentra a unos 40-45 minutos en autobús de la capital, en dirección al Lago Bled y cerca de bonitos pueblos como Kranj, Skofja Loka o Kammnik. Los dos primeros, junto al pequeño Radovljika que vi al día siguiente, son tres pueblos medievales cuyo casco histórico está muy bien conservado.

Precisamente, Skofja Loka fue el siguiente destino de esta ruta. Considerada como la población que mejor conserva su estructura medieval, se extiende junto al río Sora y apenas está a 14 kilómetros del mencionado aeródromo. Su casco histórico conserva muchas casas antiguas y está coronado por un castillo. Es una localidad que se puede ver en medio día y que no sólo puede ser una excursión desde la capital, sino parada intermedia si se va al Lago Bled.

Más directa incluso es la parada en Kranj, el siguiente destino y donde pasé la tarde e hice noche. Kranj es más grande que su vecina. De hecho, es la cuarta ciudad con más población del país (37.000 habitantes). Aunque cuenta con un casco histórico protegido, semipeatonal y bien conservado que se diferencia del resto de la población.

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El casco antiguo de Kranj está muy bien conservado.


Situada en una elevación, es la ciudad que acogió a Preseren, el poeta más grande de Eslovenia, y está plagada de centros de arte y estudios de fotografía. También tiene su castillo, aunque tal vez lo que más llame la atención es el cañón de 30 metros de profundidad que atraviesa el centro de la población y bordea este casco antiguo.

Tanto una como otra, al igual que muchos otros pueblos y ciudades de Eslovenia, suelen ser paradas señaladas para los muchos senderistas que buscan esta zona debido a su oferta hotelera.

De Kranj a Blohinj (Kranj-Radovljika-Lago Bled-Vingtar-Lago Blohinj)

Cuando hablo de que a veces corrí demasiado me podría referir a este día. El Lago Bled es un destino tan atractivo que bien vale pasar toda una jornada en él o, incluso, un fin de semana completo. Puedes hacer senderos en torno a él, subir a sus miradores, pasear en barco por el lago, ir a la isla a visitar su iglesia, rodearlo con su tren turístico, subir a su castillo, bañarte si estás en verano… Pero también puedes descartar alguna de estas cosas y conocer sus atracciones principales. Y eso puede hacerse en menos de una jornada.

El propio Lago Bled no necesita presentación. Es la principal atracción turística del país, por delante de Ljubljana. Y eso hace también que esté siempre muy concurrido y muy bien comunicado con la capital y el aeropuerto, aparte de otras ciudades.

Las excursiones de un día que van desde la capital lo suelen combinar con la cercana Garganta Vingtar y, a veces, con Radovljika, una pequeña población que está a 8 kilómetros, en una salida de la propia autovía. Ésa fue la primera visita que hice, ya que estaba de camino al lago y no requería un tiempo excesivo. De hecho, su principal atracción es la plaza Linhart, que conserva la misma estructura que tenía en la Edad Media, cuando el pueblo creció en torno a sus principales edificios, el Castillo de Diestricstein o la iglesia de San Pedro, que aún se conservan. También podrás encontrar algunas casas con sus tradicionales pinturas en las fachadas. Desayunar en esa plaza es uno de los lujos que uno puede darse.

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Radovljika, un bonito pueblo a 8 kilómetros del Lago Bled.


Tras visitar el lago, por su cercanía, la Garganta Vingtar es un destino obligado. A ella se puede llegar muy rápido en coche, aunque también hay varias rutas de senderismo que llegan hasta allí. La lluvia me impidió que las pudiera disfrutar al máximo y con los espectaculares colores que había visto en días de sol. Pero ni eso ni su precio (10 euros) evitó que estuviera muy concurrida.

Aunque tenía ganas de ver el Lago Blohinj, llegué demasiado tarde para poder disfrutarlo y hacer alguna de las numerosas rutas que lo rodean y que lo han hecho tan famoso. No obstante, no está muy lejos del Lago Bled y se encuentra en una de las zonas más hermosas de Eslovenia.

Precisamente, pasar unos días en el Parque Triglav, donde se encuentra este lago, es una de las opciones más recomendables si visitas este país con la idea de hacer rutas. Ya sea a la montaña que le da nombre, en torno al lago, a las cascadas Savica o realizar parte de las etapas que rodean la zona de los Alpes Julianos.

De Blohinj a Bovec (Blohinj-Savica-Kranjska Gora-Lago Jasna-Paso Vrsic-Bovec)

Aunque, como decía, el Parque Triglav es tentador, mi idea era acabar ese día en el Valle del Soca, que es donde estuve más tiempo. Y tenía varios puntos planificados entre medias para llegar allí.

El primero, las cascadas de Savica. Comenzar el día visitando unas de las cataratas más pintorescas de Eslovenia, con sus casi 80 metros de caída, nunca es una mala idea. Están situadas muy cerca de Lago Blohinj y ambas visitas suelen estar conectadas.

A continuación y ya de camino hacía Bovec tras pasar de nuevo junto al Lago Bled, llegan otros dos puntos claves en los Alpes Julianos. Uno es Kranjska Gora, el pueblo más turístico para practicar deportes en invierno, aunque en verano también es muy buscado por las rutas que tiene en las montañas cercanas, aparte de la cascada Pericnik. Y, luego, otro lago algo menos conocido que los dos anteriores, pero también muy visitado, el Lago Jasna, que puedes encontrar a pie de carretera.

Aunque los 50 kilómetros aproximados, por terreno muy escarpado, que hay entre este último lugar y Bovec el GPS te manda por Tarvisio, ya que hay mejor carretera, podrías no hacerle mucho caso -yo no se lo hice- y pasar por uno de los lugares más espectaculares del país: el Paso de Vrsic. Un paso de montaña entre acantilados que llega precedido de una pequeña capilla rusa, que se hizo en honor de los trabajadores de esta nacionalidad que murieron cuando hacían este paso.

Muy pronto vivirás el primer contacto con el Soca, el Isonzo italiano, un lugar de infausto recuerdo en la I Guerra Mundial y que hoy es un símbolo de la paz. También pasé por otros puntos que tenía en mente y que dejé para el día posterior. Bovec es el primero de los pueblos del Valle del Soca y uno de los destinos de los amantes del rafting, ya que en sus cercanías arranca el descenso del Soca, una de las atracciones de esta parte del país.

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La Garganta de Tolmin, en el Valle del Soca.



De Bovec a Kobarid

Una vez en el Valle del Soca tiene mucho donde elegir. Puedes tomar alguna de las infinitas rutas que hay, muchas de las cuales atraviesan esas aguas blancas y azules claras que tanta fama le han dado. Y aprovechar para conocer uno de los más tristes episodios de la historia de la humanidad: las 12 batallas del Isonzo.

En los alrededores de Bovec puedes encontrar algunos restos de aquella época. Desandando un poco lo recorrido el día anterior se puede visitar el Museo al Aire Libre de Ravelnik, una serie de puestos de observación, trincheras, instalaciones de oficiales… que se conservan igual que estaban en la I Guerra Mundial y que delatan lo duro que tuvo que ser no sólo luchar, sino simplemente pasar los inviernos en esta zona, entre el frío y el barro. Junto a ella encontramos un pequeño cementerio austro-húngaro de aquella época que nos recuerda al que tantas veces hemos visto en películas antiguas.

Y desviándonos por la carretera que no tomamos el día anterior, a escasos kilómetros, se encuentran otros dos puntos estratégicos en esta confrontación, los fuertes ‘gemelos’ Fort Kluze y Fort Hermann. El primero ya se usó como freno a diversos ejércitos desde la época de penetración turca en Europa. El segundo, al que se accede después de caminar por un sendero y pasar un largo pasadizo subterráneo, impresiona con sus puestos de observación y las cuatro cañoneras. El primero está intacto y este segundo, en ruinas, pero éste llama más la atención. Ambos dominan el desfiladero de Koritnica y no pudieron ser superados en esa contienda. Las vistas desde cualquierda de ellos son espectaculares.

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El Valle del Soca tiene muchos restos de la I Guerra Mundial.


Todos estos resquicios de aquella primera gran catástrofe forman parte hoy del llamado Camino de la Paz. Una ruta que, por senderos, atraviesa de arriba a abajo -o al revés- todo el Valle del Soca, pasando por algunos de estos lugares y otros que vi en días posteriores.

Pero no todo es guerra, aunque ésta se combine con un paisaje paradisíaco. Muy cerca de Bovec, ya en dirección a Kobarid, podemos encontrar uno de los tramos del río más visitados y la Cascada Boka, la catarata más grande de Eslovenia, con sus 144 metros de altura y 18 de anchura.

Y muy cerca de Kobarid hay otra cascada que si bien no es tan grandiosa sí tiene un mayor encanto. A la cascada Kozjak se llega después de recorrer un camino y llegar a un desfiladero casi cerrado, a oscuras, desde donde cae el agua. Eso sí, la entrada tiene precio, aunque hay horas, especialmente si es muy temprano, en las que se puede entrar libremente.

Entre medias, si aún tienes tiempo, está otro de los pequeños pueblos bonitos que hay en el valle, Dreznica. Y en Kobarid encontramos el premiado Museo de la Guerra, un museo donde puedes conocer cómo fueron las 12 batallas que durante más de dos años se dirimieron en esta zona y que, finalmente acabaron con desbandada del bando ‘agresor’: Italia.

De Kobarid a Tolmin

No es el único recuerdo de la guerra que puedes encontrar en una localidad que inmortalizó Hemingway en Adiós a las Armas. El escritor norteamericano hablaba de la entonces llamada Caporetto -actual Kobarid- como un precioso pueblo de montaña con una bonita fuente y una no menos sugerente torre. La segunda aún pervive y sobresale orgullosa, especialmente por la noche, donde adquiere un color muy llamativo con las luces que la alumbran.

Pero hay algo más. Aunque antes decíamos que los italianos salieron en desbandada de aquellos duros enfrentamientos que costaron la vida a algo más de 500.000 personas -una auténtica barbaridad-, los alemanes y austro-húngaros perdieron la guerra, por lo que finalmente esta zona ahora eslovena pasó a formar parte de Italia, algo que seguiría así hasta el final de la otra confrontación mundial.

Y pocos años después de la guerra llegó al poder en Italia Benito Mussolini, que dejó su huella en este pueblo con un gigantesco mausoleo por los 300.000 italianos fallecidos -a muchos de los cuales trasladó allí- en las batallas del Isonzo. Sobresale en un cerro cercano que domina el entonces Caporetto. Hitler, para no ser menos, también lo imitó con otra edificación típica de este tipo de regímenes autoritarios, aunque ésa se encuentra cerca de Tolmin.

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Memorial italiano en Kobarid, entonces llamada Caporetto.

Antes de Tolmin, la mayor población del valle, también encontramos otro de los lugares más visitados del país, la Garganta que lleva el nombre del pueblo. Una garganta que baja poco a poco y que se puede recorrer a través de sus numerosos puentes. Aunque la garganta en sí se puede observar desde arriba, para ver bien en lugar y algunos de sus detalles más conocidos, como la piedra colgante, hay que pagar entrada.

En Tolmin, aparte de otro pueblo de montaña típico de la zona, se encuentra una vieja fortaleza, que lo domina desde las alturas y desde la que se puede ver una enorme extensión del Valle del Soca.

De Tolmin a Postojna (Tolmin-Stanjel-castillo Predjama-Postojna)

Tras dos días recorriendo este precioso valle, aún tuve tiempo para hacer una ruta matutina antes de emprender rumbo hacia el sur.

Por una carretera que bordea el río Soca hasta casi el punto donde cambia de nombre al entrar en territorio italiano puedes optar por dos rutas, una que va hacia la costa y otra hacia unas de las cuevas más famosas del mundo. Y, entre medias, aunque no muchos se paran, está Stanjel.

Stanjel es un pequeño pueblo situado en una montaña y rodeado en parte por murallas. Conserva algo de su entramado medieval, así como restos de la ciudadela fortificada que le dio importancia en la antigüedad.

Desde él elegí las cuevas. Por cercanía y porque me daba aún tiempo de visitar otra de las grandes atracciones de Eslovenia: el Castillo de Predjama, una fortaleza situada en un risco y, en parte, dentro de una cueva. Es un lugar muy turístico aunque no muy accesible salvo en época de alta afluencia. Entonces, hay autobuses que conectan con la cercana Postojna. El resto del año o vas con vehículo propio o debes recurrir a un taxi.

De Postojna a Koper (Postojna-Cuevas Postojna-Cuevas de Skojkan-Koper)

Dos cuevas de esta magnitud y tan diferentes en una distancia tan corta podrían taparse la una a la otra. Y aunque a veces hay quien elige, ambas se complementan.

Las cuevas de Postojna te impresionarán nada más entrar. Primero, por el gran recorrido en tren por las galerías, entre estalactitas y estalagmitas iluminadas. Y posteriormente, por la espectacularidad de sus principales salas, que recorres a pie. Sus formas me recordaron algo a la Cueva de las Maravillas de Aracena (Huelva), aunque no quiero hacer comparaciones porque sólo son sensaciones mías. Sus enormes techos y la amplitud de estas salas sí que se diferencian con algunas otras cuevas que hayas podido ver. El recorrido se completa con una nueva ruta en tren.

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Cuevas de Postojna, una de las atracciones de Eslovenia.


Las cuevas de Skojkan, Patrimonio de la Humanidad, son muy diferentes, pero también te dejan con la boca abierta. Desde que penetras en ellas vas andando por un cañón que forma el río, sólo iluminado por las tenues luces que hay en las escaleras y pasarelas que hay adosadas a la pared. Ya lo he dicho antes, pero a mí me recordó a las Minas de Moria del Señor de los Anillos. Al final, tras varios kilómetros y a mitad del recorrido, sales a la luz y vas combinando zonas bajo techo con otras abiertas, con una vegetación exhuberante, cascadas y altas paredes.

Ambas, si combinas bien los horarios, puedes tenerlas vistas poco después de comer y aún te dará tiempo a ir a algún otro lugar. La costa, como fue mi caso, o ya que estás ‘acostumbrado’ a estar bajo tierra, las minas de Idrija, también Patrimonio de la Humanidad. El problema es que en Eslovenia los horarios de tarde no son como en España, todo cierra mucho antes, sobre todo si no es verano, y te va a dar tiempo a conocer la ciudad, pero no a entrar en algunos de los lugares que merecen la pena, que ya estarán cerrados.

Koper, Capodistria para los italianos, está a apenas diez kilómetros de Trieste y tiene clara influencia veneciana. Aunque es una de las ciudades más grandes de Eslovenia, su casco histórico merece mucho la pena. Cuenta con edificios destacados como el Palacio Pretoriano o de los Pretores, o la catedral de San Nazario.

De Koper a (Koper-Piran-Kamnik)

Si Koper no la pude disfrutar a fondo, sí que lo hice del precioso paseo por la costa eslovena, en la que dejas a un lado Izola con espectaculares vistas al golfo de Trieste, y con llegada a Portoroz y a una preciosidad llamada Piran (o Pirano).

Si vas en coche tal vez lo ideal sería que no entraras en Piran. Hay pocos aparcamientos, caros y se llenan rápido. Portoroz está pegado y hay parkings más grandes que conectan en autobús con esta pequeña punta que forma la ciudad medieval de Pirano.

Se trata de otra de las grandes atracciones de Eslovenia. Con mucho turismo, ya sea para conocerla, para disfrutar de sus estrechas y enmarañadas calles, o para bañarse en sus playas. Su pasado veneciano es evidente nada más ver su torre. Y su estructura medieval se ha conservado con el paso de los siglos. En algunas ocasiones, incluso preservando los edificios de épocas más gloriosas.

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Piran, la perla de la costa de Eslovenia.

La vecina Portoroz es la localidad-balneario de Eslovenia, donde puedes encontrar una gran número de alojamientos y disfrutar de todo tipo de lujos a orillas del mar. Ambas están conectadas por un largo paseo marítimo.

Las dos son un buen lugar para descansar, pero el fin del viaje llegaba y prefería dormir junto al aeropuerto, en Kamnik; reservar dos destinos para el último día y así evitar sorpresas.

De Kamnik a Ljubljana (Velika Planina-Kamnik-Ljubljana)

Aunque después de haber visto lagos increíbles, zonas de montaña con preciosas caminatas, pueblos medievales, cuevas de ensueño y una costa pequeña, pero muy hermosa parezca imposible, Eslovenia aún puede sorprenderte.

Velika Planina es una maravilla que sí o sí debes meter en cualquier ruta por este país. Desde la forma de acceso -la mayoría suben en teleférico- hasta las espectaculares pequeñas aldeas de vaqueros que hay en una amplia llanura situada en lo alto de las montañas, todo te va a encantar. Esta histórica ‘población’, que cobra vida en verano, permite alojarse en casas que no verás en otro lugar del mundo. Y a eso añade unas espectaculares vistas a los montes vecinos, aparte de diferentes rutas de montaña para los senderistas. Aparte, en invierno, es una de las estaciones de esquí más demandadas por su cercanía a Ljubljana.

El valle de Kamniska Bistrica, desde donde puedes acceder a Velika Planina, también puede ser un buen destino complementario. Aunque en mi caso me centré más en Kamnik, otra ciudad con muchos rasgos medievales, pero que vivió su momento de esplendor en el Siglo XIX y así lo justifica con las casas de los ciudadanos ilustres que vivieron en ella. Tiene hasta cuatro castillos, dos en la localidad, uno que la ‘preside’ desde las alturas y otro en los alrededores.

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Velika Planina, una meseta para enamorarse.

Y muy cerca (a 3 kilómetros) se encuentra el Alboreto de Volcji Potok, el mayor jardín botánico del país, lugar de recreo y relax de muchas familias los fines de semana.

Desde ahí, el aeropuerto espera a unos quince minutos…


Aunque hay otras formas de conocer este país, otras rutas que realizar y una parte que me dejé y a la que pienso volver, aunque no sé cuando, Eslovenia es una maravilla en cada uno de sus rincones.

Esta ruta tal vez no sea la mejor, aunque espero que sirva a los que tengan planeado una visita a Eslovenia. Hay demasiados lugares preciosos para disfrutar. Y actividades para todos los gustos, desde senderismo y montañismo hasta rafting. Aparte de sus encantadores pueblos y pequeñas ciudades.

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