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Qué ver en Huesca capital, cabeza visible del tesoro pirenáico

Qué ver en Huesca capital, cabeza visible del tesoro pirenáico
Valles, pueblos medievales, montaña... Huesca lo tiene todo, pero también una capital muy 🔝, poco conocida y con mucho que ver. No te olvides de ella

Una joya contenida en un pequeño frasco, como los buenos perfumes.

Huesca tiene mucho que ver y muy buena fama a nivel nacional (y también en la vecina Francia). Sin embargo, cuando alguien la nombra casi nunca se refiere a la capital y sí a los múltiples tesoros que colecciona en su provincia, ya sean naturales, con la espectacularidad del Pirineo y el Parque Nacional de Ordesa a la cabeza, monumentos histórico-artísticos, (castillo de Loarre, monasterio San Juan de la Peña…) o sus preciosos pueblos medievales (Aínsa, Alquézar, Ascó, Graus, etc.).

La capital suele quedar, en muchos casos, como lugar de paso hacia uno de esos destinos. Y tal vez sea un error, porque pocas capitales de provincia podrán ofrecer tanto. Primero, por su tamaño y población, pues es la cuarta capital con menos habitantes de España, con distancias muy accesibles; segundo, porque desprende historia en cada esquina, literalmente; tercero, porque el precio medio de sus alojamientos está por debajo de la mayoría de las poblaciones de su provincia; cuarto, porque está muy poco masificada, al menos en comparación con otras (cuando yo fui, a finales de junio, apenas había nadie). Podría seguir….

Y eso que es una ciudad volcada con el visitante, que sabe destacar sus valores y hace un esfuerzo por mostrarse a todo aquel que quiere conocerla. Un plan perfecto para pasar un día e, incluso, un fin de semana.

Además, ofrece variedad para todos los gustos: desde la Huesca medieval que fue capital de un reino hasta la moderna, con su casino, su parque, su zona de ocio diurno y nocturno, etc. Sin olvidar sus reminiscencias romanas. Y que se asienta, en gran parte, sobre aquella Wasca árabe a la que ensalzaban como la ciudad ‘de las cien torres’ (93 para ser exactos).


¿Qué visitar? Mi Top 5

Una ciudad que entró en la historia como centro clave de las llamadas Guerras Sertorianas -luchas intestinas dentro de la aún República de Roma- y cuya conquista, ya en la Edad Media, fue la llave para el asentamiento del Reino de Aragón, por lógica, mira a la antigüedad para presentar lo mejor de sí misma.

Y aunque espacios como el Planetario de Aragón o el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) la traen a la modernidad, sus principales referencias datan de época medieval, cuando Huesca fue por algunos años capital de un reino.

Tal vez por eso, si tengo que señalar algo que merezca mucho la pena ver prefiero centrarme en esos símbolos que forman parte de la historia de la ciudad.

Iglesia y Claustro de San Pedro El Viejo

Llama la atención más el segundo, lo que fue la abadía, que el primero. Sobre todo por la belleza de sus capiteles románicos, 18 de los cuales son originales. Y también por su historia. No en vano lo que era la Sala Capitular se convirtió en panteón real de los Reyes de Aragón. Ahí están enterrados Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje.

No queda nada del templo romano que, según dicen, fue en su día. Y apenas hay algunos rasgos que denoten la iglesia mozárabe que le sucedió. Al menos sí queda la satisfacción de estar en uno de los templos católicos más antiguos de la península, pues aunque el edificio actual es románico, ahí se lleva ejerciendo el culto cristiano desde época visigoda. De ahí le viene el apodo de El Viejo.

En cuanto a lo que es la iglesia, como suele ser habitual en muchos de estos templos tan antiguos que son importantes en una ciudad, se superponen diferentes estilos que se han ido añadiendo a lo largo de los siglos. Pese a ello se han conservado rasgos originales e, incluso, pinturas murales románicas del siglo XIII. Como curiosidad, su torre tuvo que ser recortada porque tendía a irse hacia un lado, de ahí también el refuerzo que tiene.

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Claustro de San Pedro El Viejo.


Un paseo hasta Castillo de Montearagón

No está exactamente en Huesca, sino en la vecina Quicena, a seis kilómetros de la capital. Sin embargo, está muy asociada a la propia Huesca porque desde ahí se orquestó la toma de la ciudad por parte del rey Pedro I. Y ahí fue enterrado su padre, el fundador del castillo Sancho I, antes de ser trasladado al Monasterio de San Juan de la Peña. Y también Alfonso I el Batallador, que hoy está en la Iglesia de San Pedro El Viejo.

Pese a que el abandono le ha llevado casi a la ruina se conserva todo su perímetro, lo que era la iglesia, la cripta…. Y en los últimos años se han iniciado varios proyectos de rehabilitación que, en un principio, han frenado su deterioro. Y que poco a poco piensan devolverle su valor histórico. Existe la posibilidad de visitas guiadas en los meses de máxima afluencia, verano principalmente.

Su silueta emerge en mitad de la llanura y se puede ver claramente desde la zona de la catedral de la propia Huesca. Y las vistas de la Hoya de Huesca desde el propio castillo son espectaculares. Hasta él se puede acceder con un agradable paseo entre campos de cereal. Aunque la salida de Huesca, a través del polígono industrial, no invite al optimismo, luego se transforma en un recorrido que merece mucho la pena.

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Castillo de Montearagón, a escasos seis kilómetros.


Museo de Huesca

Con sólo decir que el espacio que ahora ocupa anteriormente eran el Palacio de los Reyes de Aragón y la antigua Universidad Sertoriana ya es suficiente para que merezca la pena una visita. Del primero se conserva la Sala de la Campana, donde supuestamente ocurrió la trágica matanza de nobles rebeldes por la que Huesca pasó a la historia; así como el Salón del Trono y Sala de doña Petronila.

Cuenta con colecciones permanentes, arqueológicas y artísticas, que van de la prehistoria hasta nuestros días. Las primeras repasan lo que fue Huesca durante el dominio romano, visigodo y árabe, la creación del Reino de Aragón…, y en las segundas el pintor aragonés Goya tiene una importante presencia y se pone en valor todo el legado de artistas de esta zona.

Ayuntamiento y Cuadro La Campana de Huesca

Está situado frente a la Catedral y sólo es visitable -o al menos eso me dijeron- dentro de las rutas turísticas guiadas a la ciudad que gestiona la Oficina de Turismo. Se trata de un palacio renacentista, con torres en sus extremos, en el que destaca la presencia en el Salón de Justicia del famoso lienzo ‘La Campana de Huesca’, cedido por el Museo del Prado, y en el que, como anécdota, se dice que aparece retratado el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, amigo personal del pintor José Casado del Alisal.

No se puede fotografiar, aunque es un cuadro de sobra conocido y que fue pintado mientras Casado del Alisal era director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma.

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Cuadro ‘Las Campanas de Huesca’ (Foto: Wikipedia).


Catedral de Huesca y Museo Diocesano

La Catedral de Huesca, como principal templo religioso de la ciudad, también alberga sus obras más importantes, una gran profusión de imágenes y alguna que otra historia relacionada con la ciudad a lo largo de los siglos.

Como datos curiosos, el retablo del altar mayor lo hizo el maestro valenciano Damián Forment, el mismo autor del retablo de la Basílica del Pilar de Zaragoza, y cuyo retrato (y el de su hija) aparecen representados en el mismo. También hay una reproducción del Moisés de Miguel Ángel; cuando se hizo el retablo apenas hacía veinte años que el maestro italiano lo había esculpido.

En la portada del templo sólo aparecen once de los doce apóstoles, no está Judas. San Lorenzo y San Vicente, los dos patrones de la ciudad y originarios de ésta, están destacados; así como los padres del primero, los también santos Orencio y Paciencia. Dentro destacan capillas como la de los Lastanosa, un erudito oscense y hombre fuerte en el reino en época de Carlos II; o la del Santo Cristo de los Milagros, una imagen muy venerada en la ciudad a la que se atribuye un milagro, pues puso fin a la peste que asoló Huesca en el siglo XV.

Del Museo Diocesano, que acoge una de las mejores colecciones de arte sacro de Aragón y muchas obras medievales, destaca la presencia del Retablo Mayor que en su día perteneció al Castillo de Montearagón. Y, sobre todo, el artesonado del nuevo Salón ‘Tanto Monta’, cuya restauración se concluyó en 2018 y se abrió al público y en el que aparecen reflejados entre otros escudos, los de los Reyes Católicos. De ahí el nombre.


Huesca, qué ver

El hecho de que sea una ciudad pequeña y con un casco histórico tan agrupado hace que su visita se haga cómoda, relativamente rápida, no haya pérdida y tampoco sea necesario dar muchas vueltas para verla y hacerte una idea de su entramado.

Si partimos de la Plaza de la Catedral, en ese entorno encontramos, aparte de la propia Catedral y el Museo Diocesano, el Ayuntamiento, justo enfrente. Muy cerca, en la Plaza de la Universidad, podemos ver el Museo de Huesca (que incluye la Torre de la Zuda); y más allá el convento de San Miguel y la restaurada muralla, que cuenta con miradores, desde alguno de los cuales se puede divisar, a lo lejos, la cercana cordillera pirenaica.

Si bajamos al entorno de Plaza López Allué, allí está la Iglesia y el Claustro de San Pedro El Viejo, el Museo Pedagógico, la Iglesia de San Vicente El Real, la de San Lorenzo, algo más alejada la de Santo Domingo y San Martín. Aparte del Teatro Olimpia, la Diputación (y su Sala Saura) y la zona donde se concentra el ocio y el mayor movimiento en la ciudad y que nos lleva a Plaza Navarra, a su Casino y al cercano Parque Miguel Servet, el pulmón de la ciudad.

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Fuente y Casino de la Plaza Navarra.


Pero lo mejor de todo es que entre estas dos zonas, entre la plaza donde están instalados el Ayuntamiento y la Catedral y la Plaza López Allué, centro neurálgico de la ciudad, no hay ni cinco minutos paseando. Literalmente es bajar una calle.

Hasta ahí lo importante; lo que más busca el visitante que quiere conocer la Huesca histórica y disfrutar de la zona de ocio que actualmente ofrece. Sin embargo, no hay que moverse mucho para, en las cercanías de la muralla, llegar a la zona universitaria, la Iglesia de Santa María in Foris, al parque universitario y, tras cruzar el rio Isuela, al de los Mártires de la Libertad.

Y ya más lejos el Palacio de Congresos, en la zona de expansión de la ciudad, el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) y el Espacio 0.42 (planetario). O, para los amantes de los deportes, el Palacio de los Deportes y el Estadio de El Alcoraz, que toma el nombre de la batalla por la que Pedro I conquistó la ciudad y que se encuentra situado en la zona donde ésta se produjo.

Aunque no está exactamente en Huesca, sino a seis kilómetros, aparte de todo esto podemos ver el histórico castillo de Montearagón, al que se puede acceder por dos rutas a pie, una de las cuales te lleva a los restos de un antiguo acueducto romano. Lógicamente, también puedes ir en coche.

Cosas que deberías saber antes de ir

Algunas ya han aparecido antes de una u otra forma, pero no está de más conocer varios datos que puedan servir a la hora de planificar una visita.


Rutas guiadas. La oficina de turismo, situada en la Plaza López Allué, ofrece durante todo el año visitas guiadas a la ciudad al precio de 5 euros. Con rebaja si has hecho o vas a hacer noche en Huesca, aparte de otros descuentos. Incluye la entrada a los principales monumentos, incluido el Ayuntamiento y su famoso cuadro de La Campana de Huesca.


Hay que pagar entrada… Dentro la zona histórica, en la catedral y su museo, así como la iglesia y el Claustro de San Pedro El Viejo. Asimismo, a las afueres, el CDAN y el Espacio 0.42.

Peatonal. Todo el casco histórico, los monumentos antes señalados, así como la zona de ocio que hay en torno a la calle San Lorenzo y a la Plaza Navarra se incluyen en la amplia zona peatonal de la ciudad; lo que facilita aún más la visita y los desplazamientos.


Carteles históricos. Como decía antes, es una ciudad que transmite su historia, literalmente, en cada esquina; en ellas se encuentran breves reseñas de cuál ha sido el nombre de la calle a lo largo de los siglos, lo que allí aconteció, lo que ahí se podía encontrar y que ya no está, el por qué tiene el nombre actual… Hasta en algunos contenedores de reciclaje aparecen decorados con reyes. Están orgullosos de su pasado y lo demuestran. Y Doña Petronila está muy presente.

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Leyendas con los nombres de las calles.


La muralla y el torreón. Bastante deteriorada por el paso de los años y la falta de uso, ha sido recuperada recientemente (en 2012). Desde el mirador que hay cercano al Convento de San Miguel y al Museo se pueden ver las Sierras exteriores (de Gratal, del Águila, de Guara…) y la Hoya de Huesca; y también se encuentran una serie de grafittis de artistas locales. La Porteta, situada a la espalda de la catedral, es la única puerta que se conserva de la antigua muralla.


Ultramarinos La Confianza. Desde 1871. No es un monumento en sí, pero es más famoso que la mayoría de ellos. Ésta es la tienda de ultramarinos más antigua de Europa y, entre otras cosas, aún conserva la maquina original con la que cortaban el bacalao. Está situada en la Plaza Luis López Allué.

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Los antiguos Ultramarinos La Confianza.


Horarios de los monumentos. Prácticamente todos tienen horario de mañana y tarde. Sólo destacar que la catedral está cerrada los domingos, salvo en horario de misa; el Museo de Huesca y el CDAN lo están los lunes; y el Museo Pedagógico, lunes y martes.


Ocio. En el entorno de la catedral apenas vas a encontrar dos bares, uno en la misma plaza y otro en la calle que lleva hasta el Museo y la muralla. La zona comercial y de ocio se agrupa de forma mayoritaria cerca de la calle San Lorenzo, en la conocida zona del Tubo; y entre las plazas de Allué y de Navarra.


Sus dulces. No puedo olvidar nunca la gastronomía y ahí, la mayoría de los restaurantes, bares de tapas, etc. se agrupan alrededor de esa zona que hay entre la Plaza López Allué y la Plaza Navarra. De hecho, en una y otra se encuentran los dos establecimientos que en 2020 tienen una estrella Michelín: el Tatau junto a la primera y el Lillas Pastia en la segunda. Sin embargo, si por algo destaca Huesca es por sus dulces. Muchos de ellos son típicos de la zona: pastel ruso, trenza de Almudévar, castañas de mazapán… Hay hasta una ruta del dulce anunciada por varios lugares y varias pastelerías de referencia (Ascaso, Vilas, etc.). No te puedes ir sin probar alguno.


El CDAN (Centro de Arte y Naturaleza). He querido destacar esto porque, primero, contrasta con esa Huesca marcada por su importancia histórica y segundo, porque al estar a las afueras de la ciudad, hay que ir a buscarlo expresamente. El edificio que lo alberga ya llama la atención y es obra de Rafael Moneo. Y esa modernidad también se muestra en su interior y ya se ha convertido en un referente del arte contemporáneo. Es el legado del pintor catalán afincado en Huesca José Beulas. La Fundación que lleva su nombre se encarga de su gestión.


Espacio 0.42. Más lejos aún está este centro astronómico aragonés. Abierto de miércoles a domingo y situado a unos kilómetros del centro, en el Parque Tecnológico Walqa. Su objetivo, como ellos mismos te dicen, es principalmente didáctico. Contiene un planetario de 65 plazas con una cúpula de 10 metros de diámetro, un simulador de cuatro dimensiones, aulas, espacio para exposiciones, etc.


Instagram: La fuente de las Musas de la plaza Navarra, con sus sirenas doradas, y el Claustro de San Pedro El Viejo son los lugares más fotografiados de Huesca. La primera se sitúa frente al Casino, en una de las zonas más concurridas de la ciudad.

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Fuente de las Musas, en la Plaza Navarra.

Curiosidades históricas. De forma muy escueta y como nociones básicas diría que antes de ser Huesca fue la Bolskan íbera, la Osca romana y la Wasqa musulmana.

El militar romano Quinto Sertorio la hizo capital de la zona de Hispania que dominaba en las guerras civiles de la República de Roma. Y allí fue asesinado. Posteriormente fue una importante ciudad visigoda y musulmana, uno de los baluartes que custodiaban la entrada norte de la península.

También fue clave para la formación del Reino de Aragón. Su conquista por parte de Pedro I permitió a este reino ‘salir’ de las montañas, afianzarse en el llano y empezar su posterior expansión. Siendo la ciudad principal y capital del reino, allí aconteció el mítico episodio de La Campana de Huesca, por el que el rey Ramiro II el Monje afianzó su poder frente a los nobles.

Acogió desde el siglo XIV la Universidad Sertoriana de Huesca, que tuvo una gran importancia en la última etapa de la Edad Media y en el Renacimiento. Y ya en la Edad Contemporánea fue elegida como capital cuando el territorio español se dividió en provincias.


Datos básicos a tener en cuenta

Tal vez Huesca no sea muy grande, pero el hecho de tener el grado de capital le otorga prestaciones que otros lugares no tienen y le hace centro de comunicación de su provincia.

Cómo llegar a Huesca: Cuenta con líneas de autobuses con las principales capitales del centro y norte de España (Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza o Valencia). Además de ser el destino de la Autovía Lérida-Huesca, o A-22, paso de la Autovía de los Pirineos que comunica Pamplona con Jaca… De hecho, está tan bien comunicada que tiene hasta estación de AVE desde hace más de diez años.


Oficina de Turismo: Situada en la Plaza López Allué, allí no sólo pueden informarte de todo lo que puedes ver en la ciudad sino que gestiona las visitas guiadas y las diversas rutas por la Hoya de Huesca y por la provincia.


Mejor época para ir: Para los que piensan y asocian a la capital oscense con el verde y el frío tal vez se lleven una sorpresa. Situada en medio de campos de cereal, tiene un clima continental, bastante caluroso en verano y frío en invierno. Por tanto, salvo en invierno, cualquier época es perfecta para ir. No obstante, en verano, casi todo el mundo suele buscar más el frescor y belleza de los cercanos Pirineos.

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Catedral de Huesca.


Alojamientos: El hecho de no ser una capital excesivamente turística hace que cuente con unos precios muy competitivos, más asequibles que otros de los que puedes encontrar en otras zonas más concurridas de la provincia. Además, por ser centro administrativo de ésta hace que posea una variedad de establecimientos acordes a ello (hoteles, hostales, apartahoteles, camping, etc.).


Parkings: Al ser peatonal casi la totalidad del casco histórico no es posible desplazarse en coche por él y sólo fuera del mismo se puede aparcar. Sin embargo, hay varias zonas destinadas como aparcamientos muy cerca del centro, en puntos clave. De hecho, una está justo detrás del Ayuntamiento y otra en la zona universitaria, no lejos de la Porteta. Desde ellos se puede acceder a esa zona de Huesca. La otra zona neurálgica, la de la plaza Navarra y entorno del Tubo, cuenta con un parking propio en la Plaza de San Antonio. Por último, se puede encontrar otro parking junto a la estación de tren.

Qué puedes encontrar cerca de Huesca

La capital es el principal referente de lo que se denomina La Hoya, una llanura que precede al Pirineo, a la que se añade la mayor parte del Parque Nacional y los Cañones del Guara. Y que agrupa hasta a 40 municipios.

Cuando decía antes que Huesca se volcaba con el turista no sólo me refería a lo mucho que se preocupa por dar a conocer lo que ella misma atesora sino por su empeño en ofrecerle la opción de ver esta comarca, así como otras zonas más alejadas de la capital.

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Desde el Castillo de Montearagón hay grandes vistas de la Hoya.

Entre mayo y octubre, sábados y domingos, la oficina de turismo (hoyadehuesca.es) programa continuos circuitos -casi gratuitos- a diferentes zonas naturales y monumentales de la comarca. Y no sólo a los más conocidos (el Castillo de Loarre (a 30 km), la Colegiata de Santa María de Bolea (25 km), la Iglesia de San Miguel de Foces (22 km), la Iglesia de Santiago de Agüero (45 km), el Salto de Roldán (29 km), los Mallos de Riglos (47)… o el propio Castillo de Montearagón), sino también otras rutas por una zona donde predomina el románico; y por una provincia donde hay mucho que descubrir y que cuenta, por dar un dato, con unos 200 pueblos abandonados.

La Oficina de Turismo de Huesca, situada en la Plaza López Allué, también se encarga de gestionar esta opción.

Te toca

Ya decía al principio que, posiblemente, no sea el destino al que más se recurre y pasa un poco desapercibido con todo lo que tiene su provincia. Sin embargo, a mí me encantó. Tal vez fuera porque no vi la masificación de otros lugares o tal vez porque me gusta por momentos pensar en lo que había allí, lo que significó en la historia y lo que influyó en el momento actual. Y eso lo han sabido vender muy bien.

Como es seguro que me dejé algo atrás, si alguien puede o quiere aportar más cosas, bienvenido sea. Espero sus cometarios.



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